Una práctica la del mentoring tradicional en su esencia, cuyos orígenes se remontan hasta la antigua Grecia. Ya en los tiempos de La Odisea de Homero el mentoring se hace presente bajo la forma de diosa Atenea que guía al joven Telémaco en sus momentos de incertidumbre. A lo largo de la historia otras sociedades han cogido el testigo de los griegos y han basado muchos de los procesos de transmisión del conocimiento a través de esta técnica. Los discípulos rabinos y los cristianos así lo hicieron hasta tiempos medievales, hasta llegar a su culmen en los gremios, donde la información que circulaba no sólo se aplicaba al terreno personal sino también al profesional.
Actualmente el concepto de mentoring es fácilmente reconocible en los círculos empresariales. Forma parte de uno de los procedimientos de desarrollo del negocio más valorado entre los miembros de una organización o incluso entre organizaciones. Y es que el conocimiento es una de las bases del funcionamiento óptimo de una empresa, ya sea aplicado a su propio mecanismo interno o en relación a otras empresas de su entorno. Desde el conocimiento a la perfección de cómo trabaja una empresa, su know-how, el de otras empresas competencia de ésta, sus clientes, sus posibilidades de negocio hasta el control sobre una tarea concreta son esenciales para aumentar la capacidad de acción empresarial.
Actualmente, en España, es en los últimos años cuando el mentoring suena con algo más de fuerza entre los círculos empresariales y profesionales. Las reglas de funcionamiento del negocio han cambiado y el mentoring supone una nueva manera de gestionar el conocimiento empresarial y de conseguir el liderazgo por parte de sus empresarios. Directivos y profesionales toman las riendas de estos procesos de conocimiento y ejercen de tutores de otros profesionales con los que se establece una relación recíproca y beneficiosa en última instancia para ambos. El directivo se encuentra con la posibilidad de ampliar sus miras o de conseguir sus objetivos personales y profesionales gracias al mentoring.
Es en este contexto actual donde se recuperan formas de aprendizaje, de gestionar el conocimiento y de transmisión del mismo. El mentoring supone una práctica de desarrollo de las personas y se basa en la idea de que el conocimiento se adquiere a través de la transmisión de la información entre éstas. Consiste, fundamentalmente, en aprender de la experiencia de otra persona, que se convierte en mentor o tutor, que enseña, aconseja, guía y ayuda al aprendiz, discípulo o más actualmente denominado mentee en su desarrollo personal y profesional, invirtiendo tiempo, energía y, sobre todo, aportando conocimientos, muchas veces de una forma totalmente altruista.
La filosofía del mentoring parte de la idea de que todo individuo posee un potencial con capacidad de desarrollo y, a veces, no sabe cómo aplicarlo. El mentor adquiere el papel de guía, canalizador de contactos, impulsor de retos y además estimula el aprendizaje a través de experiencias. El tutor puede ayudar a establecer y alcanzar metas profesionales, superar los retos del trabajo, tomar decisiones inteligentes de negocios con más confianza, aprender nuevas habilidades o simplemente ofrece una perspectiva externa cuando se está frente a dificultades laborales. Los beneficios que puede aportar son múltiples:
- Liberar el potencial: se acelera el proceso de desarrollo personal y profesional a través del apoyo de una persona de mayor experiencia.
- Desarrollar nuevas cualidades e impulsar así el potencial individual del mentee.
- Ofrecer consejos y desarrollar la capacidad de toma de decisiones.
- Transferencias del know-how: capitalizar el saber acumulado en las personas que existen en las organizaciones o la sociedad y que pueden aportar sus experiencia a favor de otros.
- Consolidar relaciones: generar vínculos entre mentor y mentee de tal manera que su relación ponga a éste en contacto con otras personas u organizaciones y así pueda reforzar su desarrollo personal y profesional, llegar a objetivos y consolidar nuevas posiciones, cosa que podría derivar en la obtención de patrocinios o partners estratégicos.
El concepto de mentoring a menudo y en muchas ocasiones puede confundirse o identificarse con el de coaching. Si bien es cierto que ambos persiguen ayudar a la persona en el desarrollo de su potencial y en la búsqueda de objetivos, existen algunas diferencias, atendiendo a algunas parámetros:
- Duración: el mentoring es una relación que puede durar un largo período de tiempo, de entre 1 y 2 años, mientras que el coaching suele durar unas sesiones más o menos con una duración aproximada de 6 meses.
- Tipo de encuentros: el mentoring puede ser más informal y las reuniones pueden tomar lugar cuando el mentee necesite algún consejo o guía o soporte; el coaching generalmente es más estructurado por naturaleza y los encuentros son organizados por agenda.
- Relación con el participante: el mentor tiene más conocimiento y una visión mayor sobre la persona, el coach se centra en un área específica de desarrollo.
- Quien lo lleva adelante: el mentor es a menudo más experto y cualificado que el mentee, normalmente es un directivo que es capaz de transmitir el conocimiento y experiencia a aquéllos con menos oportunidades. El coaching se basa en que el coach tenga experiencia directa en el puesto de su cliente, al menos que el coaching sea específico en el desarrollo de habilidades.
- Dónde se centran: el mentor se focaliza en la carrera y el desarrollo personal, mientras que el coach se centra en el desarrollo de problemas en el trabajo.
- La agenda: en el mentoring la establece el mentee con el mentor funcionando como apoyo y guía para que pueda ocupar futuros roles, mientras que en el coaching, la agenda se focaliza en alcanzar objetivos específicos e inmediatos.
La experiencia de nuestro equipo se extiende hasta el mentoring donde ha participado en programas con dicha finalidad. Los que están en el inicio de su carrera profesional y aquellos veteranos o líderes empresariales se unen para intercambiar y recibir desarrollo profesional y personal recíprocamente. Su objetivo es el de inspirar, guiar y mentorizar a jóvenes profesionales.
Mentor y aprendiz intercambian información para su desarrollo profesional en un entorno, por otro parte, con un cierto grado de romanticismo literario, ya que los mentores realizan esta transmisión de conocimiento de una forma totalmente altruista, no reciben ningún tipo de remuneración económica a cambio.
Con esto, el mentoring no deja de ser un modelo innovador que complementa las herramientas tecnológicas de las empresas y pone en valor el desarrollo del talento de los futuros directivos, un método tradicional que apoya el desarrollo de la carrera profesional de los directivos en un claro ejemplo de buenas prácticas y responsabilidad civil.
Equipo Recursos Humanos