Tu primer contacto con un seleccionador en una entrevista de trabajo es determinante para seguir en un proceso de selección. Por ello, estar preparado es la mejor opción. ¿La clave? Huir de las respuestas de manual y ser uno mismo sin dejar de ser formal.
No se trata de no prepararse para la entrevista, sino de comportarse con naturalidad. “Conviene que la gente vaya sabiendo sus puntos fuertes y débiles, pero no que lo hagan con respuestas preparadas sino que se comporten tal y como son, y faciliten información al reclutador.
En este sentido, la espontaneidad sin llegar a ser excesivo, es un aspecto que se valora positivamente. Antes de ir a una entrevista de trabajo, tómate tu tiempo para pensar en lo que dirías si te preguntasen sobre tus puntos fuertes, tus puntos débiles, tus logros, tus éxitos y tus objetivos profesionales. En definitiva, debes autoconocerte. Sin embargo, no memorices las respuestas que darías, se trata de que te conozcas a ti mismo para que cuando te pregunten, tus respuestas sean naturales y convincentes. Si tienes un discurso totalmente preparado, estándar o dudas mucho antes de responder, no conseguirás convencer a tu interlocutor.
En ocasiones, el deseo de conseguir un trabajo te lleva a preparar en exceso una entrevista y después jugará en tu contra haciendo que pierdas espontaneidad. Ante todo, sé honesto, sincero y no pierdas de vista tu auténtico yo. Las empresas quieren conocer realmente a quién están contratando.
Por esta razón, muchos reclutadores recurren a realizar preguntas poco típicas para que el candidato pueda responder de manera totalmente espontánea sin recurrir a respuestas preparadas. Su truco es tener preguntas para las que la gente no esté preparada, y que disten un poco del terreno profesional, sin llegar a entrar en el personal.
En la entrevista lo que intenta el reclutador es ver qué hay detrás del mero currículum, los títulos formativos o los años de experiencia en una empresa. Ver de qué modo reacciona la gente a estas preguntas y cómo se desenvuelven es una forma de poner a prueba su entusiasmo y valores. No debemos olvidar que una entrevista es una forma de venderse uno mismo y una oportunidad que no se debe dejar pasar.
Y si bien es cierto que una entrevista puede ser el paso definitivo para conseguir un empleo o para establecer un contacto que pueda servir al candidato en un futuro, también puede convertirse en su peor pesadilla si comete algunos errores que los reclutadores no perdonan.
La impuntualidad, no apagar el teléfono móvil, una vestimenta poco formal, interrumpir a tu interlocutor o hacer comentarios negativos de tu anterior trabajo, jefe o compañeros suelen ser los errores más comunes que puede descartarte de un proceso de selección. ¿Y el pecado capital? Mentir. Por muy buen actor que uno pueda ser, un reclutador está muy acostumbrado a enfrentarse a este tipo de situaciones con diferentes candidatos y suele darse cuenta rápidamente cuando le mienten.
Cuando más se miente en una entrevista de trabajo suele ser cuando se pregunta sobre el conocimiento de idiomas y competencias profesionales, y por tanto, en esos temas es donde el reclutador es más cauto oyendo las respuestas de los candidatos. Y aunque tengamos la percepción de que son estos factores los que nos harán conseguir un trabajo en una empresa, cada vez la balanza se decanta más por la actitud de los candidatos en lugar de por su experiencia. La ilusión, las ganas de aprender, el entusiasmo, el saber trabajar en equipo, la flexibilidad, la polivalencia y la inteligencia emocional son aspectos que van ganando terreno en el mundo de los recursos humanos.
Equipo Recursos Humanos